Cuando se habla sobre el aprendizaje de idiomas, muchas personas piensan que a menos que adquieras un idioma en la infancia, o, a más tardar, en la adolescencia, nunca serás capaz de dominarlo. La mala noticia es que tienen algo de razón. ¿La buena? Que no es completamente cierto y que definitivamente es un tema que se puede debatir. La manzana de la discordia sería la definición de qué es hablar con fluidez. Independientemente de las sutilezas de este tema, es totalmente posible que una persona adulta aprenda un idioma, o incluso varios, y sea capaz de hablarlos todos a un nivel -relativamente- alto.

Aunque no vayas a ser capaz de engañar a una persona nativa para que piense que tú también lo eres, es muy posible que llegue un momento en el que seas capaz de mantener una conversación sobre cualquier tema con un hablante nativo, siempre y cuando sepas de lo que estás hablando, claro. La cuestión es que, al igual que el contenido de un tema es algo que se puede aprender, la forma (es decir, el idioma) en la que se transmite también puede ser aprendida. Solo requiere un poco de trabajo, eso es todo.

El método de Chatterbug

El método que utiliza Chatterbug para enseñar idiomas se basa en tres pilares:

Primero, nuestras Live Lessons, posiblemente la estrella del método de Chatterbug. Las Live Lessons son clases particulares por videollamada que te permiten consolidar tus nuevas habilidades y aumentar tu confianza en tus habilidades practicando el idioma hablándolo desde primer minuto.

Segundo, una exposición más tradicional al idioma en forma de audios, lecturas y videos así como producción del mismo a través de textos escritos.

Por último está nuestro contenido para que aprendas de forma autónoma basado en el “efecto de la repetición”. Este consiste en un sistema de aprendizaje interactivo inteligente que se acuerda de las palabras que has visto, de las que no conoces bien y de las que probablemente estés a punto de olvidar. En base a eso, te va recordando el vocabulario que estás aprendiendo y mostrandote más palabras en el momento idoneo para que sigas progresando.

En este artículo vamos a hablar de la ciencia que hay detrás del sistema de repetición espaciada con tarjetas de memorización (o memotarjetas) que usamos en Chatterbug como herramienta principal para aprender vocabulario.

¿Qué es un sistema de repetición espaciada?

Los sistemas de repetición espaciada se basan en el efecto de espaciado para aprender cosas de memoria. El efecto de espaciado consiste en la idea de que las cosas se aprenden mejor a largo plazo si se hacen repetidamente, o se repasan, durante un largo período de tiempo, dejando espacio entre ellas.

Sin ni siquiera leer las investigaciones científicas, esto tiene algo de sentido. Acuérdate de esos momentos en los que estabas en la universidad y te pasabas toda la noche estudiando para un examen. Sí, quizás aprobaras. Tal vez hasta hicieras trampa, pero ese no es realmente el tema. Si asumimos que no hiciste trampa, pero aprobaste, ¿de cuánto te acuerdas ahora? Lo más probable es que sea muy poco. Esto se debe a que al dejarlo todo para el último momento, hiciste exactamente lo contrario a la repetición espaciada y al estudiar así solo pudiste retener los conceptos gracias a un mecanismo de memoria a muy corto plazo – ¡si es que tuviste suerte! Esta es también la razón por la que a veces la gente tiene la sensación de que su cerebro se resetea en cuanto salen de un examen, porque instantáneamente ya no se acuerdan de nada.

Eso está bien, pero si lo que estás tratando de hacer es aprender un idioma, tendrás que recordar muchas palabras y patrones de palabras para poder usarlas y crear tus propios patrones y secuencias de una manera que resulta ser más o menos infinita. ¡Al fin y al cabo lo que quieres es poder tener una conversación sobre cualquier tema!

Un poquito de historia

El efecto de la memorización espaciada en psicología, en el que se basa el método de repetición espaciada para el aprendizaje, lo sugirió por primera vez Hermann Ebbinghaus, un psicólogo alemán que se haría conocido por su estudio empírico sobre la memoria.

En su libro Über das Gedächtnis. Untersuchungen zur experimentellen Psychologie, publicado en 1885 y que le valió una cátedra en la Universidad de Berlín cuando tenía 35 años, Ebbinghaus exploró la memoria y el aprendizaje y la relación entre la exposición a información o input y la capacidad de retención y memoria.

Lo que encontró fue que la información nueva se olvida con el tiempo, pero que este proceso no ocurre de manera lineal: olvidamos las cosas más rápido inmediatamente después de entrar en contacto con ellas que después de un tiempo. Ya sabes, esa sensación de tener memoria de pez. Ebbinghaus representó esta idea gráficamente con lo que llamó la curva del olvido. Esta curva tiene el tiempo en el eje x y la memoria (“cantidad” recordada) en el eje y. Se caracteriza por comenzar muy empinada, pero luego se aplana.

Sin embargo, si volvemos al objeto de memorización periódicamente, podríamos “modificar” este gráfico para que la curva se aplane y podamos recordar efectivamente todo lo que deseamos memorizar.

En la década de 1930, se sugirió y se investigó por primera vez en los Estados Unidos la noción de que la repetición espaciada podría utilizarse como instrumento de aprendizaje. Los resultados que se obtuvieron de los experimentos que se hicieron con niños de primaria en Iowa fueron positivos, pero pasaron relativamente desapercibidos en las comunidades científicas y educativas. No fue hasta los años sesenta y setenta cuando Paul Pimsleur pensó en aplicarlos a la lingüística y comenzaron a ganar tracción y reconocimiento.

Las flashcards, o tarjetas de memorización, ya existían antes de que se sistematizaran por primera vez con el sistema de Leitner, el cual utilizaba los principios de la repetición espaciada para tratar de encontrar una forma de repasar solo aquellas tarjetas que todavía no se dominaban.

El sistema de Leitner lo utilizan actualmente estudiantes de medicina y derecho, personas que tienen que memorizar grandes cantidades de información muy rápido. En Chatterbug usamos una versión adaptable y digitalizada del sistema de Leitner que suprime la necesidad de planificar de nuestros alumnos. Combinándolo con los otros dos pilares “orgánicos”, Chatterbug ha creado una forma potente e intuitiva de aprender idiomas con una base científica sólida.

Una parte esencial del aprendizaje de idiomas en la actualidad es tener acceso a herramientas inteligentes que te asisten durante todo el camino del aprendizaje y se ocupan del proceso, con el fin de que podamos concentrarnos en alcanzar los resultados deseados.

Te ofrecemos un aprendizaje de 360º.

¿A qué esperas?